Ya os lo prometimos cuando hablamos hace semanas de la última edición del Newport Folk Festival. Y sí, aquí está el disco más excitante del año; él se llama Benjamin Booker y es el futuro del blues.
Este compositor de tan sólo 25 años nacido en Virginia y afincado en New Orleans, empieza a gastar sus directos como acontecimientos todos ellos remarcables en diarios y prensa especializada de primer orden. Su música, como en general su homónimo álbum debut, es desordenada, sin un final nítido al que agarrarse. Es difusa, mosqueante y mezcla estilos que en un primer momento, provocan en el oyente un gesto feo en el rostro, chupando un limón o del propio El Fary cantando «El Morito Juan«.
En esa mezcla de estilos se adivinan dos escuelas y géneros bien marcados: el blues y el rock. Citan las fuentes que sus influencias corren entre el gospel-blues de «Blind» Willie Johnson y el glam rock británico de los primeros T.Rex, aunque por momentos el rock viene anclado en recuerdos de muchas décadas atrás y canciones como su «Violent Shiver» son un claro pasaje del viejo Chuck Berry.
Los textos se enfocan igualmente en otros dos cajones: un viaje a algún lugar y segundo, una crítica social al sistema establecido. Para el primero de ellos, tenemos canciones como la ya citada “Violent Shiver” o su “Have You Seen My Son?”. Esta última, un relato autobiográfico de su marcha del hogar materno y el abandono, a diferencia de su propia madre, de la fe religiosa que tan arraigada siempre estuvo en su casa. Booker se pone aquí en la propia voz de su santa progenitora para preguntarse: “Have you seen my son?, / he’s lost in the world somewhere, / I pray for him everyday, / but I know he ain’t seen your ways.”
En “Wicked Waters”, en cambio, puede que Booker se meta esta vez en la piel de su padre hablando de los sueños que tiene para con su hijo o puede que, simplemente, este sea un relato imaginario donde un hombre parte con unas figuradas cadenas que evitan el comienzo de un nuevo mañana («the new begining»). ¿Acaso es el propio Booker atado a una realidad de la que no puede escapar?.
En “Slow Coming”, el de Nueva Orleans muestra su lado más ácido. Es el lamento de cómo la cultura parece ir décadas atrás de la tecnología (una buena reflexión). Hablará posteriormente de los matrimonios gays, inmigración, racismo,… El cierre perfecto es “By The Evening”, una balada donde la reflexión se centra en lo inevitable, el adiós a este mundo (“right about now I am feeling like packing up my things and leaving”).
Benjamin Booker es energía, pura raza, canta con una voz mucho más personal y añeja de la que correspondería a un chaval de tan sólo 25 años. El arsenal de sonidos, de guitarra, es infinito. Sus letras breves pero con un poso de notable conciencia y madurez.
Algunos medios ya te lo han advertido (“a raucous, unruly mix of punk, blues rock and soul” – New York Times; “If you’ve not heard of Benjamin Booker yet, get ready” – NPR) y nosotros te lo comentamos hace semanas y hoy, una vez más, te ponemos sobre la pista. Escúchale y si puedes, mira también sus vídeos, sus directos. Después de girar por todo USA abriendo los shows de Jack White. Ahora es Jack White el que siempre va a verle cuando puede.
Estamos ante algo muy gordo, señores.
Estamos ante algo muy gordo, señores.
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