Referencias como Weezer, Nirvana, The Breeders, PJ Harvey,… imagino que ya te puedes hacer una idea, no?. Alicia Bognanno líder de Bully, banda nacida en Nashville, es una de las grandes sorpresas de este año; y lo es en buena parte por la sonrisa impagable que nos produce teletransportarnos al indie y al grunge de los años 90, aquel en el que todos los adolescentes de la época nos vimos reflejados. Aquella década en la que nos creímos que las crisis económicas eran cuentos olvidados, que las casas nunca bajaban de precio, que los monopatines eran el medio de transporte idóneo para la gran ciudad o que incluso las camisetas ácidas de colores tenían su cierto estilo. Todo mentira.

  
Este debut de Bully, titulado «Feels Like», fue grabado en los célebres Electric Audio Studio de Chicago, bajo la batuta de Steve Albini (miembro de la banda Shellac y responsable de sonido en varios trabajos de bandas como Nirvana o Pixies).
El álbum abre con «Remember», un corte algo tosco, acelerado y que engancha con el atropello sistémico de bandas simplonas llena-estadios (pongamos, por ejemplo, no seee… Foo Fighters?). Voz desgarrada, desesperada y contundente. Batería de frenética percusión y guitarras rasgadas con desgana y acierto. «I remember getting too fucked up, and I remember throwing up in your car», grita Bognanno para después admitir fallos propios, errores y culpas, regusto amargo característico del género. Cuentos de juventud, pelo encrespado y resaca.
Pero este «Feels Like», perdónenme los puristas, como siempre sucedió con las grandes bandas de grunge y el llamado rock duro, brilla con todo su esplendor en los momentos de mayor calma, cuando la pausa se intercala entre tanta guitarra ávida de estruendo. Sucedió en algunos de los mejores pasajes de bandas icono como Nirvana («Come As You Are», «About a Girl», «The Man Who Sold The World«,…), o como Pearl Jam («Yellow Led Better», «Nothingman», «Light Years»,…) y lo mismo sucede en este caso. Temas como «Trying», donde el acelerador se pisa sólo en las rectas, tiene esa textura, ese aroma ganador. Un sonido más recogido y donde el vocal comienza con un gesto dulce. Amargas preguntas e inquiteudes («I question everything, my focus, my figure, my sexuality and how much it matters or why it would mean anything«) que terminan elevando la voz rota y liberando toda esa incomprensión y adrenalina con un grito que nos pone los pelos de punta: «Trying!… to hate from my mind, I am /  Trying!… all the time, I am / Trying! … to hate from my mind, I am / Trying!… trying all of mine!».
Otro de los cortes notables de este álbum, es la power popera «Milkman». Una canción de subi-baja con buenos cambios de ritmo y más cercana al punk que, una vez más, consta de letras notables y divertidas con las que recrearnos («I could be a milkman or I could get up and be what I want to be!»).
Electrizante revival noventero, buenas letras y un disco al que echar cuentas a final de año. Apuntado queda (y avisado, también).

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