«You are the reason I am travelling on, 
but don’t think twice, It’s all right». 


Jueves, 13 de Octubre de 2016. Hoy es el día en el que muchos cerramos etapas y empezamos a escribir con ansia las líneas de nuevos capítulos. El mismo día en el que al maestro Dylan le conceden el Nobel de Literatura. Un merecido homenaje a las letras, esas que tanto hacen falta en tiempos en los que lo que abundan son las #instapicsLa veteranía es un grado. Y esta vez le tocaba a él, al músico y mago de la palabra, al genio en eso que le llaman «tocar la fibra». Si bien no iba a ser Dylan el protagonista de este artículo, sino el regreso de los enormes Teenage Fanclub, resultaba inevitable no dedicarle unas líneas a quien está considerado como una de las figuras más influyentes de la música de los siglos XX y XXI. Con una trayectoria de quitarse el sombrero, ese del que rara vez se despoja para deleitarnos con su voz rasgada que ha dado vida a tantos y tantos años de folk, de blues, de country y de rock. Llenando conciertos, apaciguando almas.

La carrera de Dylan representa el crecimiento de la música folk en general. Antes de ser Nobel, Dylan fue novel, muy novel. Y fue en su etapa adolescente cuando vio en la música folk la mejor forma para la expresión propia. Individualista, tenaz, inteligente, como una esponja capaz de absorber las nuevas tendencias en un tiempo récord. Pero Dylan también era consciente de sus debilidades, como los problemas de afinación o sus carencias a la hora de tocar la guitarra. Sin embargo, fue capaz de atraer a gran parte de la crítica neoyorkina de entonces, como Robert Shelton del New York Times o John Hammond quien lo fichó para Columbia y Albert Grossman quien le hizo de manager. Sin embargo, en los pequeños círculos se hablaba de otros músicos con más potencial, como era el caso de Dave Van Ronk, un músico ecléctico y moderno pero que carecía de ambición. Junto a Ronk cabe destacar la figura de Elliott Adnopoz, un cantautor visionario que había inventado el llamado «talking blues» o «blues hablado». Ambos eran asiduos a los clubes de folk de Nueva York y Gran Bretaña.

Dylan grabó su primer álbum para Columbia en el 1961 bajo la poderosa influencia de Van Ronk y por supuesto Elliott. El disco, con tan solo dos composiciones suyas, no era destacable en sí mismo, salvo por la atenuante seguridad que demostraba a la hora de interpretarlo. Incluso al propio Hammond llegó a pesarle la decisión de haberle fichado para Columbia. Pero justo un año más tarde, Pete Seeger, el que fue el auténtico revitalizador de la cultura folk estadounidense, volvió de Gran Bretaña impresionado por las composiciones contemporáneas de los cantantes británicos y decidió fundar la revista Broadside, donde se publicarían las mejores canciones de folk escritas recientemente. Con una tirada quincenal, dio a conocer a muchos jóvenes que probaban suerte con canciones para mítines, huelgas, manifestaciones o en los pubs donde tocaban. Dylan no lo dudó y compuso una serie de canciones que tenían una calidad superior, con un estilo de «monólogo interior» convirtiéndose en la expresión de todo lo que el movimiento folk representaba. Había letras claramente políticas como «Masters of War» y otras eran canciones de amor con un giro en su final: «Girl from the Norh Country» o «Don’t Think Twice, It’s All Right». Desde Elvis, Buddy Holly o Jerry Lee Lewis, ningún cantante blanco sonaba con tanta seguridad y personalidad. Dylan se convirtió en el poeta, en la nueva voz con la que la juventud se sentía identificada. 


Este ha sido quizá el marco general que hoy ha llevado a Bob Dylan a ser galardonado con un premio Nobel de Literatura. Por ésta y muchas otras razones, hoy no hay lugar a discusión. Lo único que cabe decir es que tengamos Dylan para rato. Porque hoy es jueves 13. Y mañana, ya Dios dirá.

«Goodbye’s too good a word, babe
So I’ll just say fare thee well
I ain’t saying you treated me unkind, 
You could have done better, but I don’t mind.
You just kinda waste my precious time.
But don’t think twice, It’s all right«.


@lu_longbrit
@LONGBRIT