En ocasiones, no es lo que se dice sino el modo en que se cuenta. Una tonalidad tan cálida, dulce y aterciopelada puede convertir ideas perversas en auténticos manifiestos de ejemplaridad. 

Ni si quiera la instrumentación puede descentrar al oyente cuando Lily & Madeleine presentan un álbum tan transparente y directo que logra percutir en tus adentros como un puñal afilado de noble acero, inmediato, sin espacio para la duda. 
El título de este, su segundo álbum, es «Fumes». Ellas, LiLy y Madeleine, dos hermanas nacidas en Indianapolis experimentando por primera vez en un mundo de adultos. Es por ello que canciones como “The Wolf is Free” hablan de un nuevo espacio moral y vital donde no faltan sombras y oscuros temores. La naturaleza, la esencia de las cosas, la muerte y la creación, son piezas fundamentales en el ideario de estas dos jóvenes artistas. El drama de «Cabin Fever», la incierta «Peppermint Candy» y la belleza de lo minúsculo contenida en «Blue Blade», son algunas de las piezas más notables. Canciones dibujadas como un susurro, tan amables como misteriosas y desconcertantes. Arreglos básicos y una instrumentación escueta pero efectiva.
Con 17 y 19 años, ellas tratan de relatar sus vidas, en muchos momentos con referencias espirituales. Su voces te revientan las costuras de tu cabeza, tornan en una corriente que te sumerge en su mundo abstracto. Un viaje de apenas treinta y seis minutos es lo que dura este pasaje en el que sentirás la necesidad de amar, huir, abrazar, llorar,…  Sufjan Stevens, que de esto algo sabe, ya lo advirtió en su día y por ello, las fichó de inmediato para su propio sello, Asthmatic Kitty Records
Melodías de otro tiempo entre el folk y americana para canciones sin fecha de caducidad, atemporales e incuestionables. 

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