Algunos profanos creeran que es una palabra élfica, cuando el «hypnagogic pop» (o «h-pop») es el género musical predominante de los últimos años en el circuito independiente. Definido en la siempre torpe pero presente Wikipedia como el pop de corte psicodélico que «evokes cultural memory and nostalgia for the popular entertainment of the past (principally the 1980s)», este h-pop lleva siendo costumbre en la mayoría de nuevas bandas surgidas al este y otro lado del charco.
Como siempre, con estas etiquetas chorras pero que asignan bastante bien cada una de las meticulosas corrientes dentro del pop, hay un iluminado que se las saca del bolsillo, y cuela. Y no, no es ninguno de los redactores de la malograda Rockdeluxe (hay que ver qué puta imaginación tenían…). Fue el periodista David Keenan a finales de 2009 en un articulo para The Wire quien lo definió como «pop music refracted through the memory of a memory», siendo el exponente máximo el inventor, creador, excéntrico, travesti, ídolo y mago del pop, Ariel Pink.

Como nos podemos imaginar, los ofendiditos lectores de The Wire se cagaron en la raza de Keenan y calificaron al género «hypnagogic pop» como la peor puta etiqueta musical puesta nunca por un jodido periodista.
Pero…, en efecto. Ahí quedó para la historia y los empollones y sabiondos de la música contemporánea.

Y buscando y buscando por esa etiqueta, hemos llegado a un EP lanzado este 28 de Julio via bandcamp de una banda de Slovenia, Buddhist Bubblegum, que parece un proyecto en solitario de Wiktor Szotowski. Y decimos parece porque solo ha sacado este escueto EP digital de dos canciones que sin embargo es uno de los singles más descargados (precio voluntario) de la plataforma norteamericana de música en streaming (recordad que Bandcamp se folla boca-abajo y a la pata coja a Spotify, que tampoco es muy difícil…).
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