Recientemente escuché a un compañero de trabajo hablarme acerca de un bar donde servían una cerveza cojonuda, «unas birras nuevas que han sacado», me dijo el susodicho. Me descifró más tarde su nombre, «se llaman Cibeles y las hacen de forma artesanal y la verdad, están cojonudas!».
Hoy leo en un periódico digital que «la cerveza La Cibeles irrumpió este verano con fuerza en los circuitos ‘gourmet’ madrileños y está a un solo paso de ocupar su sitio en las principales cervecerías de la ciudad. A base, exclusivamente, de amor por una cerveza elaborada artesanalmente«. Recordé lo que anteriormente me comentara mi compañero y me he decidí a buscar algo de información sobre ella.
El hombre y creador apasionado que se esconde tras esta castiza marca, se llama David Castro, un informático que dejó todo por un sueño: crear su propia cerveza. David Castro llevaba años puliendo la fórmula y un más de una década, dando sus gustosos brebajes a familiares y amigos. Un buen día, dejó su trabajo como administrador de redes y sistemas y cumplió su más preciado deseo, pasó a ser fabricante cervecero.
Para ello se hizo con una pequeña nave en Alcorcón donde con unos pequeños diseños que él había enviado a una fabrica de ingeniería de Albacete, montaron toda la maquinaria necesaria (incluyendo una sencilla y pequeña fermentadora). Se hizo con una embotelladora de segunda y mano y en menos de lo pensado, empezó a producir a bajo coste cerca de dos mil botellas cada hora. Todo ellos y a poder ser, según comenta David, con materias primas y materiales procedentes de Madrid.
Pero, ¿qué es lo que la hace diferente?. La Cibeles (como buen gato, me encanta el nombre), a diferencia de otras marcas y producciones industriales, suple el proceso de pasteurización con la presencia de levadura, devoradora de bacterias por excelencia, y tampoco añade dióxido de carbono para generar las burbujas. David Castro prefiere que se cree naturalmente dentro de la botella una vez cerrada, lo que extiende a tres semanas el tiempo que la botella debe reposar antes de ser consumida. Por eso mismo, no es una cerveza de consumo rápido para aliviar calores. No, es una cerveza de disfrutar despacio y a ratos largos. Turbia y potente.
Rubia, Morena, Castaña, Trigo o Ipa. Una cerveza, en cualquiera de sus modalidades, cien por cien madrileña y pensada para exquisitos paladares y para chulos, más chulos… que un ocho.
+info: http://cervezaslacibeles.com/
twitter: JRGE09