Su música nos ha llevado a explorar
recovecos de lugares desconocidos, canciones que tuvieron un significado
especial en algún momento de nuestra vida. La casa de la playa. Su
propio nombre ya sugiere belleza. Porque no es una casa más, es la de la playa. Siempre
fieles a su estilo desde su primer trabajo hasta el último (Thank Your Lucky
Stars
). Victoria Legrand y Alex Scally, Beach House, volvieron a demostrarnos anoche su
capacidad para hacer fluir un dilatado repertorio donde cada pieza cobra
protagonismo individual pero bajo la premisa de una misma base melódica. Todo
ello hizo que el conjunto resultase incluso más disfrutable en su directo que,
a muchos, nos dejó casi sin palabras.
Desafiando un frío casi polar nos fuimos
hasta la gélida Riviera para reencontrarnos con el dúo de Baltimore. Mientras
esperábamos la cola, un cúmulo de sensaciones encontradas se hizo casi
inevitable. Una vez dentro, el objetivo era claro: escuchar, contemplar y flotarLevitation fue el tema idóneo para abrir boca. Bajo
un decorado celestial de estrellas en contapunto con una oscura atmósfera dream
pop, aparecieron de la nada para llenar con su presencia cada recoveco de la
sala. Y sonó Teen
Dream
 de la mano de Walk In The Park

Estrambótica, genuina, cautivadora y haciendo uso de una sensibilidad extrema.
Así nos conquistó Victoria. Sus perspicaces desgarros, la reverberación al
teclado o incluso sus golpes de melena. Un call to action que nos
mantuvo firmes y enganchados de principio a fin. 


Luego llegó Gila y el climax: la delirante PPP, uno de los mejores temas
de Depression Cherry y también del concierto. Pura
ensoñación. Imposible no saborear cada acorde, cada matiz, como si fuera el
último bocado que te llevarías a la boca, deseando que no acabase jamás. Todo
estaba en su sitio: los sutiles golpes de percusión, la distorsión en el
momento justo o el punteo final de Alex capaz de alcanzar otra dimensión.

Y se sucedieron All
Your Heahs, Silver Soul y Space Song
. Y nos detuvimos en Wishes. «One
in your life, it happens once and rarely twice».
  Era el turno de
dar un repaso a Bloom a través de On
the Sea 
o Myth. Master of None fue, personalmente, el segundo mejor tema de todo el recital. Puro onda. Un pequeño baile para clausurar la noche con Sparks. La única pega, por decir algo, es
que echamos en falta Majorette, Traveller o She’s So Lovely.


No fue un concierto más. Porque no fue
solo música lo que sonaba. Fue un torrente de arte, poesía, magia y belleza,
mucha belleza. Un recital insuperable sobrepasando con creces nuestras
expectativas.

Puede que no sean una banda de culto. Puede que haya incluso a quien les
resulten aburridos. Todas las opiniones son respetables. Pero quizá la
diferencia estribe en conocer e interpretar su lenguaje. Ese mismo que
mantienen dos colegas de la infancia, capaces de entender una broma solo con
mirarse. Y el mismo también de todos aquellos que se
fueron disfrutando de esa magia especial que solo ofrece la música en directo.
 
«All I know’s what I see, and I can’t live without
this. Could you ever believe beyond love? I really wanna know». Beyond
Love.

By Lu

Blue Velvet
No saber qué esperar cuando vas a ver un concierto puede
crear sensaciones enfrentadas. Y más cuando, después de verlo, tienes el deber
de transmitir lo vivido. Después de una maniobra comercial (anti-comercial
diría yo) arriesgada al sacar dos discos en tres meses y después de un largo
silencio y de haber visto su directo deslucido en un espacio abierto (al igual
que The XX en el Primavera Sound), se plantean dudas razonables sobre lo que
puede ofrecer este dúo cuya música resulta una crepusculosa ensoñación onírica,
un sueño dalinesco. 
Resulta un reto abrir con un cuatro por cuatro que se
arrastra entre baterías  (sintetizadas
y analógicas) y con la voz de Victoria
Legrand 
rasgando un telar de
sintetizadores, pero poco a poco todos fuimos sucumbiendo al progresivo embrujo
que creaba islas unipersonales donde cada uno llevaba los recuerdos evocados.
Se alternó lo mejor de lo nuevo con lo más granado de lo ya
clásico, y así cayeron PPP (sublime), On the sea (la mía) y Wishes con una banda reforzada para la gira
que en momentos parecía un viaje postpunk envuelto en propofol.
Supuso para mí, por muchos motivos, una noche especial y
hasta el sonido de la Riviera acompañó. Me hubiera quedado escuchando más
temas, todos los que quisieran tocar sentado en una silla en el centro de la
sala vacía con solo la luz del escenario. Pero ese será otro sueño.

By The Doctor