Espectacular. Ese puede que sea el adjetivo que defina el último concierto visto en la capital por parte de los de Loja. A pesar de que los últimos trabajos habían gustado más bien poco en el seno de Long-Brit, el resultado del directo es cautivador, potentísimo y convincente. Posiblemente dado el entorno y la transcendencia que implicaba para Lori Meyers, podemos haber asistido al mejor y más completo concierto de toda su carrera.
Una consagración que paradójicamente se ha producido en La Riviera, sala poco amiga del buen sonido (como tantas en la capital), y alejada del tipo de escenarios donde los Lori Meyers nos tenían acostumbrados a sus últimos conciertos (especialmente en festivales). Que la sala estuviese absolutamente abarrotada ayudó a que el sonido no rebotase en las consabidas vallas metálicas de las gradas y ganase puntos en profundidad y matices. Sinceramente, desde que vi a Mando Diao allá por el 2005 en la misma sala, no había vuelvo a tener la sensación de estar en una sala de conciertos y no en una discoteca reconvertida. Y hablando del grupo, sólo se pueden describir alabanzas. Desde el punto de vista del set list, según mi opinión fue perfecto. La conjugación de los grandes temas del primero y segundo disco, junto con los mejores temas del tercero, y la elección de los más bailables del cuarto, dio como resultado otro tipo de consagración de la banda, la que da la experiencia de haber dado mil conciertos y conocer a la perfección el gusto de sus asistentes. El orden de los temas ha sido excelente, intercalando la mayoría de los grandes temas de sus primeros LP’s en la primera parte del concierto, y posteriormente desgranar lo mejorcito de su último álbum impidiendo que ningún asistente a La Riviera pudiese permanecer quieto. Desde el punto de vista técnico de la puesta en escena, ha sido sublime. Un comienzo con los Lori Meyers desperdigados por las gradas (imagen, grada VIP) y la sala tocando el tema introductorio Enhorabuena, eres el que tiene más, ha sido la antesala de un concierto en el que la banda de Noni ha derrochado energía y talento a partes iguales.
Posteriormente, con los Lori ya en el escenario, se han sucedido temas como Ham ‘a’ Cuckoo, Tokio Ya No Nos Quiere, La Caza, Viaje de Estudios, Hostal Pimodán, Luciérnagas y Mariposas, Dilema… incluso la versión tributo que recientemente han realizado para el disco homenaje a Antonio Vega. Inteligentemente, para la parte de los bises del final, dejaron Mi Realidad, Alta Fidelidad y Luces de Neón, donde el espectáculo de luces y la potencia en el escenario encendieron a una Riviera que por unos minutos no tuvo nada que envidiar cualitativamente a ningún escenario del mundo, contando con uno de los públicos más entregados que he visto últimamente. En el video que os adjuntamos al final del artículo, puede verse el momento en el que Noni salta a la barra del centro de la sala para cantar desde ahí y posteriormente vuelve al escenario para regocijo de sus fans.
Después del buen sabor de boca que nos habían dejado los Lori Meyers, tocó ir a Boom! Indie Disco con el grupo para preparar la sesión de Noni. El repertorio elegido por el líder del grupo fue de un corte más intimista, de gran calidad, que fue acogido con gran entusiasmo por el público que había en la discoteca. Previamente a Noni, nos amenizó la velada con una grandísima selección Capitán Oats (Long-Brit DJ’s), y posteriormente, se subieron a los platos Dactylo Rock y Jack Flash.
En definitiva, grandísimo concierto, e increíble noche. Posiblemente, uno de los mejores directos de un grupo español al que Long-Brit hemos tenido oportunidad de asistir. Y un último matiz, desde mi punto de vista un 10 para el grupo, sabiendo medir perfectamente los tiempos del concierto para contentar a los fans acérrimos de los primeros discos, y a los nuevos seguidores de la segunda etapa más electrónica de la banda.