Y es que no se puede entender un disco sin las vicisitudes que rodean al mismo. Tras un largo periplo de diez años compartiendo locales de ensayo, estudios y multitud de escenarios por todo el mundo, tuvieron que hacer frente a la salida de su guitarrista y alma mater del proyecto, Chris Urbanowicz, por diferencias irreconciliables. Su marcha supuso un duro revés para los de Birminghan, que a punto estuvieron de la escisión y que decidieron buscar con la entrada de dos nuevos miembros, Justin Lockey (guitarra) y Elliott Williams (sintetizador), una vuelta al estilo de sus primeros trabajos pero con el aporte de un sonido diferente.
El nuevo enfoque quedaba claro: más guitarras, menos sintetizador. En definitiva, un álbum más orientado al rock que a la electrónica. Aunque, lejos de aportar, lo que han conseguido con las nuevas incorporaciones ha sido modificar el rumbo de la banda, que ha perdido con la baja de Urbanowicz el sello que hasta ahora les había hecho tan genuinamente carismáticos.
Esto es lo que contaba Tom Smith en una reciente entrevista: «Por primera vez en nuestra carrera pensamos que Flood (productor) no había conseguido plasmar nuestros sentimientos. Pero el problema no era él, que es uno de los mejores productores de todos los tiempos, ni tampoco las canciones. Sino que llegamos a un punto en el que no lográbamos un acuerdo y era el momento de tomar una decisión. Fue entonces cuando Ed, Russell y yo decidimos que Chris no podía continuar. Fue muy duro».
Sea cuestión o no de la baja de Urbanowicz, es inevitable admitir que a este disco le falta la magia, la oscuridad, la excitación y la potencia a la que nos tenían acostumbrados. Lejos de los hits que consagraron a sus tres hermanos, en The Weight Of Your Love no vas a encontrar singles de escucha fácil que afloren una descarga emocional, porque ésa no es la tónica de la banda que nos conquistó con «Munich», «Bones», «Papillon» o la sobrecogedora «No Sound But The Wind».
En general, encontrarás melodías tranquilas y ritmos descafeinados que solo se hacen disfrutables en tracks como «Formaldehyde», «Bird of Prey», el aceptable adelanto «A Ton of Love», «The Phone Book», con ese perfecto giro folk, o la tristísima balada «What Is This Thing Called Love», canto al desamor, que merece la pena ser escuchada solo por el espectacular falsete de señor Smith…
«What is this thing called love that you speak?
cause we’re out of it
we’re out of it…»
Y no, no es justo perder el tiempo en compararlos con nadie porque, a pesar de todo, y mal que les pese a todos aquellos que no cesan en el empeño de compararlos con Interpol, Echo and the Bunymen, Arcade Fire, Depeche Mode o incluso Coldplay…, Editors suena y seguirá sonando a Editors.
Éste es el documental que resume el making of del que hasta la fecha es su cuarto álbum de estudio y que quizá, sirva para entenderlo un poco mejor…
5,8/10
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