En un año que nuevamente no será recordado como una de las grandes cosechas de esta década que llega a su fin, el año en el que la simpleza del reggaetón, el trap, «lo urbano» y el New Normal del Primavera Sound nos han invadido de discos y artistas efímeros y nada trascendentes, algo hemos podido rescatar para quienes aún no salen a tomar copas en chándal y con riñonera (cada vez somos menos). Estos son:
TOP Anual by JRGE
10 – Rolling Blackouts Coastal Fever – «Hope Downs»
Los de Melbourne se presentaron este año con un álbum que nos acerca a formaciones clave del pop-rock independiente como The Go-Betweens o REM. Un disco inmediato, de guitarras, intenso y con solo 3 canciones por encima de los 4 minutos. Un trabajo que no presenta nada nuevo pero que bien podrías escucharlo con 18 o 40 años. Nostalgia, rupturas, amores que no volverán,… un trabajo que no discrimina oyentes. Para todos.
9 – Soccer Mommy – «Clean»
El disco delicado y vulnerable que andábamos esperando para estos días de frio que parecen no llegar a su fin. Sophie Allison relata en medios tiempos vivencias comunes en un trabajo de apenas 35 minutos. En este nuevo proyecto con Soccer Mommy debuta con «Clean» y con piezas contundentes en los textos, más livianos en la instrumentación, como «Blossom (Wasting All My Time)». Como hicieran Tennis el pasado año, el disco que nos lleva a preocupaciones menores y suspiros con sabor a esos días interminables de verano donde los problemas se resumen en un «me quiere o no me quiere», como bien muestran canciones hipnóticas y sencillas como su fantástica «Last Girl» («Why would you still want to be with me/She’s got everything you’ll ever need«)
8 – Bart Davenport – «Blue Motel» (Bart & The Bedazzled)
Uno de esos artistas que formulan canciones atemporales. Pop nostálgico de una elegancia incontestable y que rezuma melodías pomposas en canciones que funcionarán igualmente bien cuando nazca un nuevo Messi dentro de 50 años. Cortes sobresalientes como su «The Hotel That Built Itself» o «Blue Motel», son piezas imprescindibles dentro del recetario de canciones de este 2018. Le pudimos ver hace poco en directo por nuestro país y… Bart, no te perdonaré que no aceptaras tarjeta en tu puesto de merchan.
7 – Snail Mail – «Lush»
Lindsey Jordan dispara un vozarrón admirable con su apenas metro y medio y 18 añitos. Un debut que será la gallina de los huevos de oro este año para el sello Matador y que entre pasajes aterciopelados de bedroom-pop y otros más ásperos, muy del gusto noventero, confirma que estamos ante una promesa que a buen seguro dará que hablar en los próximos ejercicios. Le pudimos ver en su paso por Primavera Club en Madrid y Barcelona hace poco y los elogios no fueron pocos.
6 – Kacey Musgraves – «Golden Hour»
Séptimo álbum de estudio para esta artista natural de Texas. Una de las obras mayúsculas de este 2018. Capaz de encontrar el lado bonito de todas las cosas, la mirada con que esta cantautora country se acerca al pop más inmediato, ha llamado la atención de toda la crítica y canciones como «Slow Burn» funcionan tanto para el público más conectado a la música de raíces norteamericanas como a los más profanos en el género. Producción pensada para el gran publico y no por ello afectada por medianías. «Golden Hour», «Lonely Weekend», «High Horse»,… todas son canciones de pegada incontestable en uno de los años donde las mujeres se alzan con mayor número de discos notables aquí, en Long Brit.
Carta a SSMM los Reyes Magos: Como hemos sido muy buenos, solo pedimos una cosa… A la organización del Huercasa Country Festival: tráiganla ya a nuestro país!
Jeff mira hacia el cielo, y ya solo las botas de Dylan le ocultan el sol. Se ha convertido en el cantautor más notable del presente s.XXI, con o sin Wilco, y el olimpo de los de su estirpe le queda muy, muy al alcance. Este «Warm» es un trabajo muy bien producido, y presentado en algún videoclip de notable edición. Recuerda en sus canciones a aquel primer Wilco A.M., crudo, áspero por momentos pero realmente creíble y verdadero. Te llega, te gana. Grabado en The Loft (Chicago) junto con su ya inseparable hijo Spencer, este álbum termina coloreando canciones que amanecen desnudas, en blanco y negro. Y lo hace por medio de una ligera sofisticación creciente en la instrumentación y con letras repletas de esa fina ironía y sentido del humor que Tweedy desprende en los pasajes más amargos de su vida; no en vano, el artista ha querido incluir las letras al completo dentro del trabajo como parte fundamental de su obra. Un ejercicio brillante con Tweedy rebuscando preguntas y angustias dentro de su propia cabeza.

4 – Tierra Whack – «Whack World»
Canciones de un minuto? 15 mins de duración de un álbum? Sí. Sí y maravillosamente armado. Con tantas caras y aristas que parece mentira que en tan escueta duración de este trabajo, esta artista haya sido capaz de sorprender a propios y extraños. Loops, teclados y melodías apetecibles con letras ácidas y desacomplejadas. Historias breves y divertidas con arreglos entre el hip hop, rap y pasajes propios de OutKast o Missy Elliott.
3 – Charles Bradley – «Black Velvet»
Bradley comenzó su carrera con una banda tributo de James Brown (él se hacía llamar «The Screaming Eagle of Soul» o «James Brown Jr«) y con tan sólo escucharle una estrofa, basta para recoger tal analogía. Una voz portentosa, un alma grandilocuente. Soul pero también rock, rhythm and blues y góspel en un trabajo portentoso, enérgico y que te hará mover el culo sin apenas pretenderlo. «Fly Little Girl», «I Feel a Change», «Luv Jones»,… y hasta versiones de Nirvana que casi no podrás identificar. Si te parece brutal el disco (como a nosotros), espérate a verle en directo! … la sacudida que andabas esperando.
2- Spiritualized – «And Nothing Hurt»
Ya hace unos cuantos años que os hablamos por aquí de aquella banda que jugaba a un género titulado space-rock y que nos maravillara en primera instancia con aquel «Soul on Fire». De eso hace casi ya 10 años y la verdad, no nos podíamos llegar a imaginar que a estas alturas, Spiritualized siguiera en pie y fabricando uno de los mejores discos de esta promoción, ya a las puertas de 2019. «And Nothing Hurt» está lleno de viajes épicos a dimensiones lejanas y sin embargo, es tan cercano, cálido y agradable… es una puta maravilla, qué cojones. Jason Pierce lo ha vuelto a hacer y desde su primer corte, «Perfect Miracle», te das cuenta que la madurez de un artista ha llegado a su máximo exponente. Sin pretensiones absurdas, con las justas estridencias y acariciando cada pequeña conquista. «I’m Your Man» es una de esas piezas atemporales que se suman a lo mejor de este curso baloncestístico.
1 – Rosalía – «El Mal Querer»
El disco del año sin ninguna duda. Repercusión mediática más allá de nuestras fronteras (la actuación en Jools Holland, memorable) teniendo al flamenco como base integradora de numerosas influencias, desde el trap hasta el pop. Una gran producción (El Guincho), un disco conceptual con mensaje propio, compuesto e interpretado de manera maravillosa por esta artista barcelonesa que transmite un magnetismo innegable. El auténtico disco imprescindible de este 2018.
TOP Anual by The Doctor
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Realizar una clasificación de los discos más representativos del año siempre es una ardua y desagradecida labor, más aún en un año en que incólumes referentes como Primavera Sound o Rock Deluxe se rinden a la distopía estilística y abren juego a la música latina (excluida históricamente entre la comunidad indie que forma gran parte de nuestros lectores) y reivindican las glorias del trap y el lado más maisntream del pop femenino. Razón de más para rebuscar en lomas profundo de nuestros archivos musicales en busca de lo más granado y representativo de este 2018 que acaba. En pos de esta máxima, mis aportaciones se amalgamarán con las del resto de mis compañeros para daros una visión los más amplia y poliédrica posible, pero sobre todo para inundar con un mar de música vuestro final de año y que lleguéis con la marea alta a la costa del 2019.
10. Angelus Apatrida – «Sharpen The Guillotine»
No sería posible no incluir a este grupo oriundo de Albacete que ha sido disco del mes en la KERRANG americana. Trash metal canónico. Para el recuerdo el cierre del download de este año. El que estuvo allí sabe lo que digo.

9. Jack White – «Boarding House Reach»
Otro truco de la inagotable chistera del de Detroit. Es impensable que un autor tan prolífico sea capaz aun de sorprendernos, no es su mejor trabajo, pero merece estar aquí holgadamente.
8. Jon Hopkins – «Singularity»
Manteniendo el sonido al que nos tiene acostumbrado paseamos por los pasajes que J.H. nos dibuja en una película que nunca se hará. Solo en tu cabeza.
7. Idles – «Idles»
Mensaje social, guitarreo. Imagen y actitud. Puro punk rock en tiempo de beats. Una buena sesión de leña, back to the roots.
6. Kamashi Washington – «Heaven And Hearth»
Punta de lanza del nuevo jazz, al menos uno de sus representantes, nos brinda la continuación de su anterior odisea, en un disco extenso lleno de colaboradores que explora el particular universo del artista sin dejar de sonar accesible.
5. Janelle Monae – «Dirty Computer»
El arsenal de recursos de la artista se pone al servicio de la canción para crear un disco de reivindicación de la libertad, el amor (libre), y la lucha individual de afirmación de cada uno.
4. Rosalía – «El Mal Querer»
Una obra magnífica, comercial y revolucionaria a partes iguales, de calado intergeneracional. No es fácil salir en Pitchfork y en el Hormiguero, quede ahí la analogía.
3. Kid See Ghost – «Kid See Ghost»
En el año en que Kanye decidió inundarnos con los “viernes locos” de EP por semana (casi), encontramos este en colaboración con KID CUDI (acaso su retorno) en el que las historias más personales se derriten sobre psicodélicos beats marca de la casa.
2. Rolling Blackout – «CF Hope Downs»
Un disco lleno de canciones, con un estilo muy propio lleno de puntos comunes, pero de intachable calidad. Un disco de género con una tremenda personalidad.
1. Zoel & Ardor – «Stranger Fruit»
El mejor disco de metal de 2019 por su trabajo de la oscuridad, su capacidad de pasar de rock americano a stoner a death y a boggie en una canción. Su formación con 4 cantantes (dos no instrumentistas) otorga una gran cantidad de capas desencorsetando el graniteo y a veces rígido estilo al que pertenecen ¿o no?

TOP Anual by LU
2018 no destaca por ser un año especialmente fructífero. Si uno hace un resumen a vista de pájaro se encuentra con nuevas, variadas y bienvenidas propuestas, pero lejos de la calidad de otros años. También se encuentra con un panorama dominado por dos o tres géneros en el que quedan relegados otros muchos grandes géneros, como consecuencia no solo de una gran parte de una crítica arbitraria capaz de encumbrar ciertas «modas musicales», sino también del cada vez más influyente (y alarmante) poder de las redes sociales. A veces, existe la sensación de que se ha perdido la inteligencia emocional, tan necesaria en los tiempos que corren. En esta lista no encontrarás discos ruidosos ni excesivamente experimentales. Tampoco encontrarás más de tres discos de rap.
El cuarteto australiano afincado en Berlín ha sido una de las grandes revelaciones del año. Su disco homónimo es una fusión de electropop y soul que nos traslada a las pistas de baile de los 70 de la mano de Nile Rodgers con Chic o nos recuerda los mejores hits de Daft Punk, quiénes están detrás de la producción de algunos de sus singles más pegadizos.
9. Rufus T. Firefly – «Loto»
El último disco de los madrileños Rufus T. Firefly es un viaje por la psicodelia y el maravilloso rock progresivo de los 70 que nos recuerda a bandas como Tame Impala, Pond o Temples. Loto es como una pequeña obra de arte, como podría ser su portada y las canciones que suenan en su interior. Es casi tan bello como la flor a la que da nombre. Sin duda, uno de los discos españoles más originales del año.
8. Beach House – «7»
Otra enorme maravilla del dúo de Baltimore. Con una producción más cuidada si cabe, Beach House siguen sonando a Beach House y emocionándonos con cada tema, añadiendo más dosis de psicodelia y dejándonos algunos de los mejores temas que han creado hasta el momento, como Lemon Glaw.
7. Mount Eerie – «Now Only»
El proyecto en solitario de Phil Elverum nos deja uno de los discos más intimistas del año. Now Only es como un recetario de poemas dedicados a su fallecida esposa y pone de manifiesto el poder sanador de la música para superar un duro proceso de duelo. Un disco imprescindible de este 2018.
6. boygenius – «boygenius»
Boygenius es sin duda una de las propuestas más frescas del año. Canciones propias que convalidan el talento de estas tres jóvenes promesas de la música independiente (Julien, Phoebe y Lucy). Un gran disco de indie-folk que demuestra que a veces, el largo recorrido no lo es todo.
5. Sarah Shook & The Disarmers – «Years»
Sarah Shook encarna a la perfección ese espíritu rebelde en un género tan profundamente conservador como el country. «Years» es un golpe en la mesa a la América de Trump que recoge sus ideas y su pasión por el punk, los Sex Pistols, Frida Khalo o Belle & Sebastian en un disco fresco y gamberro que ha sabido combinar las raíces de la música americana con el espíritu punk. Un trabajo en el que la poderosa voz de Shook se gana su sitio y se deja acompañar por las generosas guitarras de los Disarmers. Cuando uno escucha este disco de principio a fin cae en la cuenta de que está ante una auténtica fuera de serie.
4. Cécile McLorin Salvant – «The Window»
La de Cécile McLorin es posiblemente una de las mejores voces femeninas del jazz contemporáneo. The Window es un disco en el que versiona con personalidad temas de Stevie Wonder, como el mítico «Visions», Richard Rodgers, Dorothy Wayne, Buddy Johnson o la inolvidable «Somewhere» de West Side Story con el sello de una vocalista actual. Una magistral incursión en el jazz clásico que lo convierte en uno de los mejores álbumes del género de este 2018.
3. Troye Sivan – «Bloom»
Uno de los trabajos con más sensibilidad del año. El compositor australiano dota a cada tema de un sello de vulnerabilidad sin caer en el melodrama. Bloom es un canto al amor universal, a la experimentación emocional (y sexual). Una declaración de intenciones en toda regla en la que se entremezclan sonidos acústicos con dosis de synth creando una atmósfera íntima y personal. Nos quedamos con la bailable My My My! o la sublime balada The Good Side.
2. Jeff Tweedy – «Warm»
Lo ha vuelto a hacer. Una y otra vez. Cómo no rendirse a tus pies, Mr. Jeff Tweedy. Warm era la sorpresa musical que nos tenía preparado el final del este 2018. Un repaso vital, con una producción minimalista con el único protagonismo de las guitarras y la batería. El Tweedy más íntimo en otro gran y cálido álbum.
1. Jorge Drexler – «Salvavidas de hielo»
Poeta, compositor, artista… con todas las letras de la palabra. De las palabras que dan forma a Salvavidas de hielo, su disco número 13. Apto para supersticiosos, para soñadores errantes y para amantes de las letras sagaces, de las melodías cálidas y de las historias cotidianas. De la grandeza de lo simple. La pura esencia del minimalismo. Un disco sin pretensiones, por y para los que empatizan con la música de verdad, la de un artista que ya hace muchos años que se consagró (un Oscar, un Goya o varios Grammys lo atestiguan). Grabado entre México y su Madrid casi natal, y publicado ya a finales de 2017, en este álbum Drexler lanza un alegato a favor de los migrantes en forma de canciones de autor:
viajando en el meteorito,
cruzamos galaxias, vacío, milenios,
buscábamos oxígeno, encontramos sueños»
Canciones que desgranan el talento de un genio que ha sabido mantenerse y otorgarle a la lengua de Cervantes el lugar que se merece. Y como no, a su maestro y descubridor, un tal Sabina que en un bar de Montevideo hace ya más de veinte años se quedó encandilado con la música de aquel joven uruguayo guitarra en mano. Tal fue su fascinación que le conseguiría un contrato, le grabaría un disco y se lo traería a España. El resto, ya es historia y hoy se escribe en forma de inestimable y sentido homenaje:
«Y hoy que pasaron 22 diciembres ya
de aquella noche que selló mi suerte
esta canción, más vale tarde que jamás, la escribo para agradecerte
Y aunque sé bien que con tu empaque de Alatriste,
te da pudor la confesión de borrachera,
creo que sabes que el regalo que me hiciste,
me cambió la vida entera».
Pongamos que hablo de Martínez
