Jimmy Olivo, James Bailey, Ian Carroll, Rachel Emmons, Eve Gross, Andy Hekman, Steven Hilferty, Seth Lutske, Chris Meng y Jonathan Piper, son el dream-team convocado para formar parte de una de las bandas de futuro más notable dentro del territorio independiente.

Todos ellos, cual equipo perfectamente diseñado, tiene su propia misión, su criterio y su virtuosismo individual. Sin embargo, es en el colectivo donde Jimmy Olivo y sus chicos, destacan como el cúmulo de múltiples y perfectas sinergias materializadas en canciones. Es en ese momento cuando todos ellos se ponen con mil y un instrumentos a tocar algunas de las mejores canciones que han llegado a nuestros oídos en estos últimos meses. Batería, guitarra. bajo, tuba, chelo, violines, viola, saxofón, piano,… música de cámara alta. Sólo para paladares exquisitos.
En palabras de Jimmy Olivo, todo empezó con una canción llamada Fall que él mismo escribió para poder interpretarla junto a Rachel Emmons, otra de los componentes de Martian Horses, en el año 2000. Nos situamos en Ocean Beach, ciudad de San Diego (California). Jimmy Olivo y Rachel se tiran casi más de un año bebiendo, tocando y haciendo la conga borrachos por la playa. Eran buenos tiempos hasta que Rachel decide marchar lejos y Olivo, afectado por su marcha, escribe Falla life where goodbyes are forever – I was sure that was the end of it for us….«).

Pero Rachel volvió y a decir verdad, no mucho más tarde. Juntos interpretaron dicha canción rodeados de buenos amigos como Andy o su propio hermano, Steven. Era el comienzo de lo que hoy conocemos como Martian Horses.
Poco a poco fue creciendo la banda y llegaron Chris, James, Eve,… Cuando esto sucedió, ya eran una supercolección de músicos y sólo cabía esperar cómo se las arreglarían para sonar todos juntos formando un todo, una falange musical sin ningún tipo de fisuras en su sonido. En este aspecto, podemos decir que Olivo es el encargado de escribir las melodías básicas y tras depurarlas unas cuantas veces, lleva el material ante los ojos y oídos de sus compañeros, principalmente Andy, Chris y Rachel. Estos últimos, más diestros en la artes literarias, componen las letras y las amoldan a los acordes descritos por Olivo. Para este, es un proceso lento, a veces desesperante, pero con una noble recompensa final: «I’m armed with new vocabulary and knowledge I’d gained on our last meeting. I’m starting to feel a bit more music-smart«.
Martian Horses es el resultado de la aportación individual de muchos y a diferencia de otras grandes bandas en las que las riendas suelen llevarse entre no más de dos de sus componentes, o incluso a diferencia de la ortodoxia del jazz donde cada uno tiene y busca su momento individual de gloria encima de un escenario, estos californianos suenan y trabajan perfectos, cohesionados y medidos.

ComScore

Por eso mismo, The Vanquished Kids, Fall, The Skin, Pigeon Talk,… y por supuesto, Young Gods (elegida en el top trimestral de la revista californiana Under The Radar), son algo más que buenas canciones. Desde que la banda se formara definitivamente a finales de 2008, Martian Horses caminan lentos pero seguros, sabiendo lo que quieren y marcando un estilo propio. De momento trabajan para su próximo EP, con pronóstico de salida para mediados del próximo año.

Así que ya sabéis, si no están en la selección anual de álbumes de fin de año de cualquier revista musical consagrada, para eso está Long Brit. Cogemos el DeLorean, viajamos en el tiempo y te traemos a la banda que firmará uno de los mejores largos del próximo 2012.

Iguálalo, si puedes…

+info: http://www.martianhorses.com/
twitter: @JRGE09