No son buenos tiempos para el pop. No, no lo son. Si no me creéis, sólo tendríais que prestar atención a cualquier conversación de dos personas sin mucha confianza que de repente encuentran un hilo de conversación común en la música. Un punto de encuentro en el que al final, como mala pero certera cuestión a objeto de proyectar una idea del interés ajeno, terminaremos entonando esa manida pregunta de, ¿a tí qué música te mola?.
Todos (me incluyo), terminaremos cual redactores de la Rockdeluxe, contestando una retahíla de géneros tipo «folk, rock, hip hop, punk,..» y si se juntan dos modernos con más necesidad de aparentar en la Corredera Baja de San Pablo, especificarán algunos otros de mayor linaje y precisión como «el noise, post punk, acid jazz, kraut rock, psicodelia,…». Pero nadie dice en voz alta, nadie dirá: «POP, a mi me gusta el pop».
Puede que siendo este último un termino muy general, ya que engloba lo mejor y lo peor de nuestros días, no sea una firme bandera a la que agarrarse con pleno orgullo. Sin embargo, apuesto que todo el mundo al que le guste la música en su más amplio concepto, tiene cien variantes de este género como el eje principal de toda su colección musical (si es que aún queda gente que almacene música en formato físico. No, tus playlist de spotify no es ninguna colección. Lo siento). El caso es que resulta difícil tener un total desapego por el pop e igualmente difícil encontrar nuevas bandas y sonidos relativos a este que nos sigan produciendo nuevas sensaciones.
Buscando ese camino de no tan fácil acceso, nos encontramos recientemente con un trío canadiense llamado SEOUL. Los de Montreal, llevan tiempo jugando a conectar diferentes texturas, métodos e ideas. De ello sale una muy delgada línea roja en forma de melodía que juega entre lo común y lo extraño. Un ambient-pop que ellos describen sujetos a una idea primordial, “less like a genre and more like a type of beautiful and rare moment of convergence… of sounds, of ideas, of taste, of context.”
Dexter, Nigel y Julian, componentes de Seoul, suenan urbanos, cosmopolitas y no tan contemporáneos. Aciertan jugando con dos conceptos que forman su nombre, «-sole- focusing on a loneliness that comes hand-in-hand with living in a major city» y «-soul- looking at the individual’s spirit amidst everything «. Con esa premisa les conocimos en su ya muy sonado single “Stay With Us” y ahora, a las puertas de su LP debut, titulado «I Become A Shade» y con fecha de salida a mercado el próximo 9 de Junio vía Last Gang Records, llegamos a otra pieza titulada «The Line». Sintetizadores, guitarras, espacios oscuros donde poder respirar a gusto y un recuerdo disperso entre Phoenix y Washed Out.
Por su parte, este próximo largo, parece ha sido diseñado en tres partes bien diferenciadas, todas con el pop como base sólida por el que divagar. La primera de ellas, diseñada sobre el dream-pop, la segunda sobre el r&b y una tercera, de dimensiones ambientales e impresionistas donde el oyente parece ser el único y principal protagonista.
P.D.: …Y son tan cachondos que se marcan una buena mixtape con 30 minutos de buena música donde podemos ver muchas de sus influencias, desde Leonard Cohen a los Beastie Boys, pasando por Janet Jackson. Casi nada…
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