«Cuando tenía 19 años conocí a alguien. Estuvimos todo el verano juntos y ese tiempo se pasó volando. Entonces me di cuenta de que estaba enamorado y fue desolador. No había escapatoria porque no se pueden negociar los sentimientos, y los que había experimentado con las mujeres con las que había estado no estaban escritos en mi idioma. Fue mi primer amor, cambió mi vida». 
Es un extracto de la emotiva carta con la que el rapero estadounidense Frank Ocean confesaba abiertamente su homosexualidad hace unos meses en su cuenta de Tumblr. Para muchos, puede resultar sorprendente que todavía hoy en día un artista haga pública su condición sexual. Pero ser gay y dedicarte a componer en un género tan rotundamente homófobo como el que rodea a la cultura del rap, no resulta ser precisamente un camino libre de obstáculos, ésos mismos que Ocean ha superado firmando uno de los mejores discos de este año: «Channel ORANGE».

A pesar de la controversia que podría generar, el rapero de Nueva Orleans, miembro de Odd Future,  ha dado un paso al frente en un acto de valentía sin precedentes y ha conseguido el respeto de la industria, de sus fans y de compañeros de la talla de Kanye West o Jay-Z. Ahora es el chico de moda, el novio de América, con dos álbumes bajo el brazo que, como él mismo reconoce, le han ayudado a mantenerse ocupado, sano y a canalizar sus emociones. Su éxito está subiendo como la espuma y ya ha vendido más de 300.000 copias sólo en Estados Unidos, según la Nielsen SoundScan.

Aunque Frank ya se había ganado un nombre escribiendo temas para Justin Bieber, Beyoncé o John Legend, empezó a lograr cierto reconocimiento a raíz de la publicación de su primer mixtape llamado «Nostalgia, Ultra», lanzado en 2011, donde incluía magníficas samples de temas de Coldplay o MGMT o pistas como «There Will Be Tears», dedicada a su padre, con el que no tiene relación.

Pero con Channel ORANGE ha sorprendido a propios y extraños con hits como «Pyramids» o «Thinkin Bout You», donde combina majestuosamente el mejor R&B, electro-funk, pop, neo soul o jazz con un brillante toque de psicodelia. Sus letras, como no podía ser de otra manera, reflejan el sufrimiento de aquellos años, el amor no correspondido, el sexo, la decadencia de las clases, las drogas o la religión, pero siempre sin miedo al fracaso, tratando de relativizarlo todo.

La idiosincrasia de este disco nos obliga a escucharlo como un todo desde el principio con «Start» hasta el final con «End», donde cada una de sus pistas encaja perfectamente en el propio conjunto, dejándonos llevar por una melodía tranquila y un sonido elegante, mundano, placentero.

Dicen que el corazón tiene razones que la propia razón nunca entenderá. Frank Ocean no será, bien seguro, el último en demostrarlo. Desde este artículo y a título personal, quiero mandar humildemente mi apoyo a todos aquellos, amigos y desconocidos, que todavía continúan luchando contra los prejuicios homófobos.