La
masiva influencia de público a un concierto tan, a priori, minoritario,
puede sorprender en un principio. Pero en un momento en que las
palabras indie y vintage son las dos grandes falacias de nuestra
generación, es, cuanto menos, comprensible. Con un público cuya media se encuentra en la treintena, la oferta musical que nos propone el californiano Nick Waterhouse se basa en una formación a medio camino entre el formato rock y la banda de jazz, en su vertiente más abrasiva.
masiva influencia de público a un concierto tan, a priori, minoritario,
puede sorprender en un principio. Pero en un momento en que las
palabras indie y vintage son las dos grandes falacias de nuestra
generación, es, cuanto menos, comprensible. Con un público cuya media se encuentra en la treintena, la oferta musical que nos propone el californiano Nick Waterhouse se basa en una formación a medio camino entre el formato rock y la banda de jazz, en su vertiente más abrasiva.

siempre su impostura y su pose vintage nos acercó al sonido más vetusto
de New Orleans haciendo suyos todos los clichés. El público se entregó
por momentos, evidentemente agradecido de ver un espectáculo que cumplía
las características de su «auto-asumida» identidad hipster. Y la banda
se sentía cómoda entre barbudos y chicas de estética bepop y tatoos american old school.
Aunque,
a pesar de la pose estudiada, Nick y compañía nos ofrecieron momentos
de gran musicalidad. Cuando sonaban todos los instrumentos, metales
incluidos, subía la temperatura de la sala inundando de calor de soplete
y haciendo que el respetable se mirara entre sí con cara de aceptación y
movimiento de cuello «swingesco».
a pesar de la pose estudiada, Nick y compañía nos ofrecieron momentos
de gran musicalidad. Cuando sonaban todos los instrumentos, metales
incluidos, subía la temperatura de la sala inundando de calor de soplete
y haciendo que el respetable se mirara entre sí con cara de aceptación y
movimiento de cuello «swingesco».
La gran
paleta de estilos que abarcaron, desde los jazzísticos hasta el rock
early de los 50 pasando por algún toque de soul hace arriesgada su
propuesta por ecléctica y, desde luego, hubiera soñado mejor con una voz
negra, pero la actitud y la ausencia de hermetismo en la actuación nos
hicieron creer en el proyecto.
paleta de estilos que abarcaron, desde los jazzísticos hasta el rock
early de los 50 pasando por algún toque de soul hace arriesgada su
propuesta por ecléctica y, desde luego, hubiera soñado mejor con una voz
negra, pero la actitud y la ausencia de hermetismo en la actuación nos
hicieron creer en el proyecto.
Viendo
la proyección del cantante y la aceptación de su propuesta, no me queda
otra opción que recomendarla antes de que salga del circuito de
pequeñas salas, donde, bien seguro, ese momento de sonido e identidad
genuina se perderá, dejando
espacio para las frases que tanto nos gusta decir: «a mí me gustaba en
sus primeros discos», «suena mejor en una sala pequeña» o, quizá, «esto
ya es mainstream».
la proyección del cantante y la aceptación de su propuesta, no me queda
otra opción que recomendarla antes de que salga del circuito de
pequeñas salas, donde, bien seguro, ese momento de sonido e identidad
genuina se perderá, dejando
espacio para las frases que tanto nos gusta decir: «a mí me gustaba en
sus primeros discos», «suena mejor en una sala pequeña» o, quizá, «esto
ya es mainstream».