Daniel Johnston

Pocas historias en el mundo de la música son tan emocionantes como la suya. Su protagonista es un artista, compositor, pintor, dibujante de cómics, productor de cortometrajes y maníaco depresivo. ¿Alguien da más? Este es el crudo y a la vez fascinante retrato de Daniel Johnston, la leyenda viva del folk norteamericano que inspiró al mismísimo Kurt Cobain.

 
Sacramento (1961). En el seno de una familia de clase acomodada y fuertes creencias religiosas nace Daniel, un genio que no tardaría en exteriorizar su profundo talento, el mismo que vivía atrapado en su propia mente. Daniel sufría trastorno bipolar extremo, comúnmente conocido como «el mal de los genios», que también han padecido artistas como Van Gogh, Allan Poe, músicos como Tom Waits o el mismo Tim Burton. Una terrible emfermedad dominada por las paranoias que en ocasiones les lleva a autolesionarse. Éste era el caso de Daniel. Sus depresiones venían marcadas por el desamor o la obsesión con el diablo, llegando en ocasiones a poner en riesgo su propia vida, para desamparo de sus familiares, de su manager o de su círculo de amigos.
 
Pero su enfermedad no fue motivo para abandonar una prolífica carrera como músico. Daniel empezó a ganarse la vida en un McDonalds hasta que poco a poco ofrecía conciertos por todo el este de California, llegando a tocar para la MTV. La industria discográfica se lanzó a por él, pero no lo tuvo nada fácil. Con Atlantic Records no vendió lo suficiente y no tardaron en rescindir su contrato. Aun así, llegó a publicar una docena de discos donde encontramos verdaderas joyas como Life in Vain o True Love Will Find You In The End
 
Pero el talento de Johnston iba más allá de la música. Como artista, Daniel empezó a tener un tirón importante pintando retratos atormentados de algunos de los personajes de ficción que tanto admiraba, como Capitán América, Frankenstein o el fantasma Casper. Muchos de ellos llegaron a exponerse en Nueva York, Berlín, París, Barcelona o en la reputada galería Zero One de Los Ángeles, donde, para sorpresa de sus galeristas, la colección se agotó en cuestión de minutos. El mismísimo Matt Groening se declaró fan de su obra, la cual reflejaba a la perfección la letra de muchas de sus canciones.
 
Cuando Kurt Cobain conoció a Daniel Johnston
 
Kurt Cobain y Daniel Johnston

En cuestión de años, la música de Daniel fue calando entre los artistas locales de la época. Fue precisamente el líder de Nirvana quién marcó un punto de inflexión en su vida cuando en los premios MTV del 92 lucío una camiseta con la portada de «Hi, How Are You» (1983), uno de los primeros discos de Johnston. Desde ese momento, todo el mundo empezó a preguntarse… ¿Quién era realmente Daniel Johnston? Ahí comenzó su fugaz carrera hacia el éxito, la consolidación del mito y fuente de inspiración de bandas como Pearl Jam, David Bowie, Tom Waits, The Flaming Lips, Wilco, Beck, Yo La Tengo o Teenage Fanclub.

 
Éstas y otras muchas anécdotas las cuenta a la perfección el realizador Jeff Feuerzeig en el recomendadísimo documental The Devil and Daniel Johnston (2005), un duro y ambicioso repaso por la vida del artista, desde sus inicios hasta su época más decadente. El filme, para el que Feuerzeig estuvo recopilando material durante unos diez años, fue premiado como Mejor Documental del Festival de Sundance de ese mismo año.
 
Y muchos se preguntarán ahora… ¿Qué fue de aquel genio indomable? 
Actualmente Daniel vive con sus padres en Texas y de vez en cuando se refugia en su garaje para componer y dar cabida a su inagotable talento. «And Always Was» fue su última proeza hasta la fecha, un disco que refleja su más vil personalidad. Tan fructífero como frágil. Tan real como espurio.
 
Este que van a ver es uno de sus últimos conciertos. En él se ve a un Johnston cascado, de aspecto descuidado, dejando patente su tremenda debacle, pero llenando de pura magia cada vestigio vocal. Sinceridad innata, sensibilidad extrema. No sé a ustedes, pero a una servidora hay pocas cosas que puedan emocionarle mucho más que esto… Que lo disfruten.